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Capítulo 1
Aflicción de los israelitas en Egipto
1:1 Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto
con Jacob; cada uno entró con su familia:
1:2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,
1:3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
1:4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
1:5 Todas las personas que le nacieron a Jacob fueron setenta. Y José
estaba en Egipto.
1:6 Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella
generación.
1:7 Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron,
y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos
la tierra.
1:8 Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no
conocía a José; y
dijo a su pueblo:
1:9 He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más
fuerte que nosotros.
1:10 Ahora, pues, seamos sabios
para con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo
guerra, él también se una a nuestros enemigos y pelee contra
nosotros, y se vaya de la tierra.
1:11 Entonces pusieron sobre ellos comisarios de tributos que los molestasen
con sus cargas; y edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje,
Pitón y Ramesés.
1:12 Pero cuanto más los oprimían, tanto más se
multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían
a los hijos de Israel.
1:13 Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza,
1:14 y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo,
y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban
con rigor.
1:15 Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas,
una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo:
1:16 Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis
el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva.
1:17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó
el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños.
1:18 Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por
qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida
a los niños?
1:19 Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres
hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes
que la partera venga a ellas.
1:20 Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó
y se fortaleció en gran manera.
1:21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó
sus familias.
1:22 Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo:
Echad al río a todo hijo que nazca,
y a toda hija preservad la vida.
Capítulo 2
Nacimiento de Moisés
2:1 Un varón de la familia de Leví fue y tomó por
mujer a una hija de Leví,
2:2 la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole
que era hermoso, le tuvo escondido tres meses. 
2:3 Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla
de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en
ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río.
2:4 Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería.
2:5 Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río,
y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella
la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase.
2:6 Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí
que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo:
De los niños de los hebreos es éste.
2:7 Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré
a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño?
2:8 Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la
doncella, y llamó a la madre del niño,
2:9 a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño
y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al
niño y lo crió.
2:10 Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija
de Faraón, la cual lo prohijó,
y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.
Moisés huye de Egipto
2:11 En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés,
salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas,
y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
2:12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía
nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
2:13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían;
entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas
a tu prójimo?
2:14 Y él respondió: ¿Quién te ha puesto
a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme
como mataste al egipcio?
Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.
2:15 Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar
a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón,
y habitó en la tierra de Madián. 
2:16 Y estando sentado junto al pozo, siete hijas que tenía
el sacerdote de Madián vinieron a sacar agua para llenar las pilas
y dar de beber a las ovejas de su padre.
2:17 Mas los pastores vinieron y las echaron de allí; entonces
Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a
sus ovejas.
2:18 Y volviendo ellas a Reuel su padre, él les dijo: ¿Por
qué habéis venido hoy tan pronto?
2:19 Ellas respondieron: Un varón egipcio nos defendió
de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio
de beber a las ovejas.
2:20 Y dijo a sus hijas: ¿Dónde está? ¿Por
qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma.
2:21 Y Moisés convino en morar con aquel varón; y él
dio su hija Séfora por mujer a Moisés.
2:22 Y ella le dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Gersón,
porque dijo: Forastero soy en tierra ajena.
2:23 Aconteció que después de muchos días murió
el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre,
y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.
2:24 Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó
de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
2:25 Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció
Dios.
Capítulo 3
Llamamiento de Moisés
3:1 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote
de Madián, llevó las ovejas a través del desierto,
y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
3:2 Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama
de fuego en medio de una zarza;
y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la
zarza no se consumía.
3:3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré
esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
3:4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios
de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y
él respondió: Heme aquí.
3:5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el
lugar en que tú estás, tierra santa es.
3:6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac,
y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque
tuvo miedo de mirar a Dios.
3:7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de
mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa
de sus exactores; pues he conocido sus angustias,
3:8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos
de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche
y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo,
del heveo y del jebuseo.
3:9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí,
y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.
3:10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para
que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
3:11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién
soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de
Israel?
3:12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo;
y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando
hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
3:13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos
de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres
me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál
es su nombre?, ¿qué les responderé?
3:14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. 
Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió
a vosotros.
3:15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás
a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios
de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este
es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos
los siglos.
3:16 Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová,
el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me
apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se
os hace en Egipto;
3:17 y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto
a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo
y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
3:18 Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos
de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios
de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino
de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a
Jehová nuestro Dios.
3:19 Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino
por mano fuerte.
3:20 Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con
todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará
ir.
3:21 Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios,
para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;
3:22 sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda
alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis
sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.
Capítulo 4
4:1 Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que
ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán:
No te ha aparecido Jehová.
4:2 Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu
mano? Y él respondió: Una vara.
4:3 El le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra,
y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella.
4:4 Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano,
y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la
tomó, y se volvió vara en su mano.
4:5 Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el
Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.
4:6 Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno.
Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he
aquí que su mano estaba leprosa como la nieve.
4:7 Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió
a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí
que se había vuelto como la otra carne.
4:8 Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la
primera señal, creerán a la voz de la postrera.
4:9 Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren
tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás
en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del
río y se harán sangre en la tierra.
4:10 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor!
nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú
hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.
4:11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio
la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que
ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
4:12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré
lo que hayas de hablar.
4:13 Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego,
por medio del que debes enviar.
4:14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y
dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él
habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y
al verte se alegrará en su corazón.
4:15 Tú hablarás a él, y pondrás en su
boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré
lo que hayáis de hacer.
4:16 Y él hablará por ti al pueblo; él te será
a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar
de Dios.
4:17 Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás
las señales.
Moisés vuelve a Egipto
4:18 Así se fue Moisés, y volviendo a su suegro Jetro,
le dijo: Iré ahora, y volveré a mis hermanos que están
en Egipto, para ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés:
Ve en paz.
4:19 Dijo también Jehová a Moisés en Madián:
Ve y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban
tu muerte.
4:20 Entonces Moisés tomó su mujer y sus hijos, y los
puso sobre un asno, y volvió a tierra de Egipto. Tomó también
Moisés la vara de Dios en su mano.
4:21 Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto,
mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto
en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no
dejará ir al pueblo.
4:22 Y dirás a Faraón: Jehová ha dicho así:
Israel es mi hijo, mi primogénito.
4:23 Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas
no has querido dejarlo ir; he aquí yo voy a matar a tu hijo, tu
primogénito.
4:24 Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová
le salió al encuentro, y quiso matarlo.
4:25 Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó
el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad
tú me eres un esposo de sangre.
4:26 Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre,
a causa de la circuncisión.
4:27 Y Jehová dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés
al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios,
y le besó.
4:28 Entonces contó Moisés a Aarón todas las palabras
de Jehová que le enviaba, y todas las señales que le había
dado.
4:29 Y fueron Moisés y Aarón, y reunieron a todos los
ancianos de los hijos de Israel.
4:30 Y habló Aarón acerca de todas las cosas que Jehová
había dicho a Moisés, e hizo las señales delante de
los ojos del pueblo.
4:31 Y el pueblo creyó; y oyendo que Jehová había
visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción,
se inclinaron y adoraron.
Capítulo 5
Moisés y Aarón ante Faraón
5:1 Después Moisés y Aarón entraron a la presencia
de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así:
Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto.
5:2 Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová,
para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová,
ni tampoco dejaré ir a Israel.
5:3 Y ellos dijeron: El Dios de los hebreos nos ha encontrado; iremos,
pues, ahora, camino de tres días por el desierto, y ofreceremos
sacrificios a Jehová nuestro Dios, para que no venga sobre nosotros
con peste o con espada.
5:4 Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón,
¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved
a vuestras tareas.
5:5 Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de
la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas.
5:6 Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros
del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus capataces, diciendo:
5:7 De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para
hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos
la paja.
5:8 Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían
antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos,
por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro
Dios.
5:9 Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen
en ella, y no atiendan a palabras mentirosas.
5:10 Y saliendo los cuadrilleros del pueblo y sus capataces, hablaron
al pueblo, diciendo: Así ha dicho Faraón: Yo no os doy paja.
5:11 Id vosotros y recoged la paja donde la halléis; pero nada
se disminuirá de vuestra tarea.
5:12 Entonces el pueblo se esparció por toda la tierra de Egipto
para recoger rastrojo en lugar de paja.
5:13 Y los cuadrilleros los apremiaban, diciendo: Acabad vuestra obra,
la tarea de cada día en su día, como cuando se os daba paja.
5:14 Y azotaban a los capataces de los hijos de Israel que los cuadrilleros
de Faraón habían puesto sobre ellos, diciendo: ¿Por
qué no habéis cumplido vuestra tarea de ladrillo ni ayer
ni hoy, como antes?
5:15 Y los capataces de los hijos de Israel vinieron a Faraón
y se quejaron a él, diciendo: ¿Por qué lo haces así
con tus siervos?
5:16 No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: Haced el ladrillo.
Y he aquí tus siervos son azotados, y el pueblo tuyo es el culpable.
5:17 Y él respondió: Estáis ociosos, sí,
ociosos, y por eso decís: Vamos y ofrezcamos sacrificios a Jehová.
5:18 Id pues, ahora, y trabajad. No se os dará paja, y habéis
de entregar la misma tarea de ladrillo.
5:19 Entonces los capataces de los hijos de Israel se vieron en aflicción,
al decírseles: No se disminuirá nada de vuestro ladrillo,
de la tarea de cada día.
5:20 Y encontrando a Moisés y a Aarón, que estaban a
la vista de ellos cuando salían de la presencia de Faraón,
5:21 les dijeron: Mire Jehová sobre vosotros, y juzgue; pues
nos habéis hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos,
poniéndoles la espada en la mano para que nos maten.
Jehová comisiona a Moisés y a Aarón
5:22 Entonces Moisés se volvió a Jehová, y dijo:
Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para
qué me enviaste?
5:23 Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre,
ha afligido a este pueblo; y tú no has librado a tu pueblo.
Capítulo 6
6:1 Jehová respondió a Moisés: Ahora verás
lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará
ir, y con mano fuerte los echará de su tierra.
6:2 Habló todavía Dios a Moisés, y le dijo: Yo
soy JEHOVá.
6:3 Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente,
mas en mi nombre JEHOVá no me di a conocer a ellos.
6:4 También establecí mi pacto con ellos, de darles la
tierra de Canaán, la tierra en que fueron forasteros, y en la cual
habitaron.
6:5 Asimismo yo he oído el gemido de los hijos de Israel, a
quienes hacen servir los egipcios, y me he acordado de mi pacto.
6:6 Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVá;
y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré
de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios
grandes;
6:7 y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y
vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó
de debajo de las tareas pesadas de Egipto.
6:8 Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano
jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré
por heredad. Yo JEHOVá.
6:9 De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel;
pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu,
y de la dura servidumbre.
6:10 Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
6:11 Entra y habla a Faraón rey de Egipto, que deje ir de su
tierra a los hijos de Israel.
6:12 Y respondió Moisés delante de Jehová: He
aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues,
me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios?
6:13 Entonces Jehová habló a Moisés y a Aarón
y les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para Faraón rey
de Egipto, para que sacasen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.
6:14 Estos son los jefes de las familias de sus padres: Los hijos de
Rubén, el primogénito de Israel: Hanoc, Falú, Hezrón
y Carmi; estas son las familias de Rubén.
6:15 Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín,
Zohar, y Saúl hijo de una cananea. Estas son las familias de Simeón.
6:16 Estos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes:
Gersón, Coat y Merari. Y los años de la vida de Leví
fueron ciento treinta y siete años.
6:17 Los hijos de Gersón: Libni y Simei, por sus familias.
6:18 Y los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. Y los
años de la vida de Coat fueron ciento treinta y tres años.
6:19 Y los hijos de Merari: Mahli y Musi. Estas son las familas de
Leví por sus linajes.
6:20 Y Amram tomó por mujer a Jocabed su tía, la cual
dio a luz a Aarón y a Moisés. Y los años de la vida
de Amram fueron ciento treinta y siete años.
6:21 Los hijos de Izhar: Coré, Nefeg y Zicri.
6:22 Y los hijos de Uziel: Misael, Elzafán y Sitri.
6:23 Y tomó Aarón por mujer a Elisabet hija de Aminadab,
hermana de Naasón; la cual dio a luz a Nadab, Abiú, Eleazar
e Itamar.
6:24 Los hijos de Coré: Asir, Elcana y Abiasaf. Estas son las
familias de los coreítas.
6:25 Y Eleazar hijo de Aarón tomó para sí mujer
de las hijas de Futiel, la cual dio a luz a Finees. Y estos son los jefes
de los padres de los levitas por sus familias.
6:26 Este es aquel Aarón y aquel Moisés, a los cuales
Jehová dijo: Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto
por sus ejércitos.
6:27 Estos son los que hablaron a Faraón rey de Egipto, para
sacar de Egipto a los hijos de Israel. Moisés y Aarón fueron
éstos.
6:28 Cuando Jehová habló a Moisés en la tierra
de Egipto,
6:29 entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:
Yo soy JEHOVá; di a Faraón rey de Egipto todas las cosas
que yo te digo a ti.
6:30 Y Moisés respondió delante de Jehová: He
aquí, yo soy torpe de labios; ¿cómo, pues, me ha de
oír Faraón?
Capítulo 7
7:1 Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios
para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.
7:2 Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón
tu hermano hablará a Faraón, para que deje ir de su tierra
a los hijos de Israel.
7:3 Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré
en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas.
7:4 Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano
sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos
de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.
7:5 Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda
mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos.
7:6 E hizo Moisés y Aarón como Jehová les mandó;
así lo hicieron.
7:7 Era Moisés de edad de ochenta años, y Aarón
de edad de ochenta y tres, cuando hablaron a Faraón.
La vara de Aarón
7:8 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo:
7:9 Si Faraón os respondiere diciendo: Mostrad milagro; dirás
a Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón,
para que se haga culebra.
7:10 Vinieron, pues, Moisés y Aarón a Faraón,
e hicieron como Jehová lo había mandado. Y echó Aarón
su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se hizo culebra.
7:11 Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros,
e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos;
7:12 pues echó cada uno su vara, las cuales se volvieron culebras;
mas la vara de Aarón devoró las varas de ellos.
7:13 Y el corazón de Faraón se endureció, y no
los escuchó, como Jehová lo había dicho.
La plaga de sangre
7:14 Entonces Jehová dijo a Moisés: El corazón
de Faraón está endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo.
7:15 Ve por la mañana a Faraón, he aquí que él
sale al río; y tú ponte a la ribera delante de él,
y toma en tu mano la vara que se volvió culebra,
7:16 y dile: Jehová el Dios de los hebreos me ha enviado a ti,
diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí
que hasta ahora no has querido oír.
7:17 Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que
yo soy Jehová: he aquí, yo golpearé con la vara que
tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá
en sangre.
7:18 Y los peces que hay en el río morirán, y hederá
el río, y los egipcios tendrán asco de beber el agua del
río.
7:19 Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma
tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos,
sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos
de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región
de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra.
7:20 Y Moisés y Aarón hicieron como Jehová lo
mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había
en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas
las aguas que había en el río se convirtieron en sangre.
7:21 Asimismo los peces que había en el río murieron;
y el río se corrompió, tanto que los egipcios no podían
beber de él. Y hubo sangre por toda la tierra de Egipto.
7:22 Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos;
y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó;
como Jehová lo había dicho.
7:23 Y Faraón se volvió y fue a su casa, y no dio atención
tampoco a esto.
7:24 Y en todo Egipto hicieron pozos alrededor del río para
beber, porque no podían beber de las aguas del río.
7:25 Y se cumplieron siete días después que Jehová
hirió el río.
Capítulo 8
La plaga de ranas
8:1 Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de
Faraón y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo,
para que me sirva.
8:2 Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré
con ranas todos tus territorios.
8:3 Y el río criará ranas, las cuales subirán
y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre
tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en
tus artesas.
8:4 Y las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos
tus siervos.
8:5 Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón: Extiende
tu mano con tu vara sobre los ríos, arroyos y estanques, para que
haga subir ranas sobre la tierra de Egipto.
8:6 Entonces Aarón extendió su mano sobre las aguas de
Egipto, y subieron ranas que cubrieron la tierra de Egipto.
8:7 Y los hechiceros hicieron lo mismo con sus encantamientos, e hicieron
venir ranas sobre la tierra de Egipto.
8:8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón,
y les dijo: Orad a Jehová para que quite las ranas de mí
y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios
a Jehová.
8:9 Y dijo Moisés a Faraón: Dígnate indicarme
cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que
las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en
el río.
8:10 Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió:
Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como
Jehová nuestro Dios.
8:11 Y las ranas se irán de ti, y de tus casas, de tus siervos
y de tu pueblo, y solamente quedarán en el río.
8:12 Entonces salieron Moisés y Aarón de la presencia
de Faraón. Y clamó Moisés a Jehová tocante
a las ranas que había mandado a Faraón.
8:13 E hizo Jehová conforme a la palabra de Moisés, y
murieron las ranas de las casas, de los cortijos y de los campos.
8:14 Y las juntaron en montones, y apestaba la tierra.
8:15 Pero viendo Faraón que le habían dado reposo, endureció
su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había
dicho.
La plaga de piojos
8:16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón:
Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, para que se vuelva piojos
por todo el país de Egipto.
8:17 Y ellos lo hicieron así; y Aarón extendió
su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, el cual se
volvió piojos, así en los hombres como en las bestias; todo
el polvo de la tierra se volvió piojos en todo el país de
Egipto.
8:18 Y los hechiceros hicieron así también, para sacar
piojos con sus encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en
los hombres como en las bestias.
8:19 Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios
es éste. Mas el corazón de Faraón se endureció,
y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.
La plaga de moscas
8:20 Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana
y ponte delante de Faraón, he aquí él sale al río;
y dile: Jehová ha dicho así: Deja ir a mi pueblo, para que
me sirva.
8:21 Porque si no dejas ir a mi pueblo, he aquí yo enviaré
sobre ti, sobre tus siervos, sobre tu pueblo y sobre tus casas toda clase
de moscas; y las casas de los egipcios se llenarán de toda clase
de moscas, y asimismo la tierra donde ellos estén.
8:22 Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén,
en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de moscas haya en ella,
a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra.
8:23 Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo.
Mañana será esta señal.
8:24 Y Jehová lo hizo así, y vino toda clase de moscas
molestísimas sobre la casa de Faraón, sobre las casas de
sus siervos, y sobre todo el país de Egipto; y la tierra fue corrompida
a causa de ellas.
8:25 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón,
y les dijo: Andad, ofreced sacrificio a vuestro Dios en la tierra.
8:26 Y Moisés respondió: No conviene que hagamos así,
porque ofreceríamos a Jehová nuestro Dios la abominación
de los egipcios. He aquí, si sacrificáramos la abominación
de los egipcios delante de ellos, ¿no nos apedrearían?
8:27 Camino de tres días iremos por el desierto, y ofreceremos
sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá.
8:28 Dijo Faraón: Yo os dejaré ir para que ofrezcáis
sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no
vayáis más lejos; orad por mí.
8:29 Y respondió Moisés: He aquí, al salir yo
de tu presencia, rogaré a Jehová que las diversas clases
de moscas se vayan de Faraón, y de sus siervos, y de su pueblo mañana;
con tal que Faraón no falte más, no dejando ir al pueblo
a dar sacrificio a Jehová.
8:30 Entonces Moisés salió de la presencia de Faraón,
y oró a Jehová.
8:31 Y Jehová hizo conforme a la palabra de Moisés, y
quitó todas aquellas moscas de Faraón, de sus siervos y de
su pueblo, sin que quedara una.
8:32 Mas Faraón endureció aun esta vez su corazón,
y no dejó ir al pueblo.
Capítulo 9
La plaga en el ganado
9:1 Entonces Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de
Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así:
Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
9:2 Porque si no lo quieres dejar ir, y lo detienes aún,
9:3 he aquí la mano de Jehová estará sobre tus
ganados que están en el campo, caballos, asnos, camellos, vacas
y ovejas, con plaga gravísima.
9:4 Y Jehová hará separación entre los ganados
de Israel y los de Egipto, de modo que nada muera de todo lo de los hijos
de Israel.
9:5 Y Jehová fijó plazo, diciendo: Mañana hará
Jehová esta cosa en la tierra.
9:6 Al día siguiente Jehová hizo aquello, y murió
todo el ganado de Egipto; mas del ganado de los hijos de Israel no murió
uno.
9:7 Entonces Faraón envió, y he aquí que del ganado
de los hijos de Israel no había muerto uno. Mas el corazón
de Faraón se endureció, y no dejó ir al pueblo.
La plaga de úlceras
9:8 Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Tomad puñados
de ceniza de un horno, y la esparcirá Moisés hacia el cielo
delante de Faraón;
9:9 y vendrá a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, y producirá
sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias, por todo
el país de Egipto.
9:10 Y tomaron ceniza del horno, y se pusieron delante de Faraón,
y la esparció Moisés hacia el cielo; y hubo sarpullido que
produjo úlceras
tanto en los hombres como en las bestias.
9:11 Y los hechiceros no podían estar delante de Moisés
a causa del sarpullido, porque hubo sarpullido en los hechiceros y en todos
los egipcios.
9:12 Pero Jehová endureció el corazón de Faraón,
y no los oyó, como Jehová lo había dicho a Moisés.
La plaga de granizo
9:13 Entonces Jehová dijo a Moisés: Levántate de
mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Jehová,
el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que
me sirva.
9:14 Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón,
sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro
como yo en toda la tierra.
9:15 Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a
tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra.
9:16 Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para
que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.
9:17 ¿Todavía te ensoberbeces contra mi pueblo, para
no dejarlos ir?
9:18 He aquí que mañana a estas horas yo haré
llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día
que se fundó hasta ahora.
9:19 Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes
en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no
sea recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y morirá.
9:20 De los siervos de Faraón, el que tuvo temor de la palabra
de Jehová hizo huir sus criados y su ganado a casa;
9:21 mas el que no puso en su corazón la palabra de Jehová,
dejó sus criados y sus ganados en el campo.
9:22 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el
cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres,
y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en el país
de Egipto.
9:23 Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehová
hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra;
y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.
9:24 Hubo, pues, granizo, y fuego 
mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra
de Egipto desde que fue habitada.
9:25 Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo
lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo destrozó
el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles
del país.
9:26 Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos
de Israel, no hubo granizo.
9:27 Entonces Faraón envió a llamar a Moisés y
a Aarón, y les dijo: He pecado esta vez; Jehová es justo,
y yo y mi pueblo impíos.
9:28 Orad a Jehová para que cesen los truenos de Dios y el granizo,
y yo os dejaré ir, y no os detendréis más.
9:29 Y le respondió Moisés: Tan pronto salga yo de la
ciudad,
extenderé mis manos a Jehová, y los truenos cesarán,
y no habrá más granizo; para que sepas que de Jehová
es la tierra.
9:30 Pero yo sé que ni tú ni tus siervos temeréis
todavía la presencia de Jehová Dios.
9:31 El lino, pues, y la cebada fueron destrozados, porque la cebada
estaba ya espigada, y el lino en caña.
9:32 Mas el trigo y el centeno no fueron destrozados, porque eran tardíos.
9:33 Y salido Moisés de la presencia de Faraón, fuera
de la ciudad, extendió sus manos a Jehová, y cesaron los
truenos y el granizo, y la lluvia no cayó más sobre la tierra.
9:34 Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el
granizo y los truenos, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón
él y sus siervos.
9:35 Y el corazón de Faraón se endureció, y no
dejó ir a los hijos de Israel, como Jehová lo había
dicho por medio de Moisés.
Capítulo 10
La plaga de langostas
10:1 Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón;
porque yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos,
para mostrar entre ellos estas mis señales,
10:2 y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo
hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis
que yo soy Jehová.
10:3 Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón,
y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así:
¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí?
Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.
10:4 Y si aún rehúsas dejarlo ir, he aquí que
mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta,
10:5 la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda
verse la tierra; y ella comerá lo que escapó, lo que os quedó
del granizo; comerá asimismo todo árbol que os fructifica
en el campo.
10:6 Y llenará tus casas, y las casas de todos tus siervos,
y las casas de todos los egipcios, cual nunca vieron tus padres ni tus
abuelos, desde que ellos fueron sobre la tierra hasta hoy. Y se volvió
y salió de delante de Faraón.
10:7 Entonces los siervos de Faraón le dijeron: ¿Hasta
cuándo será este hombre un lazo para nosotros? Deja ir a
estos hombres, para que sirvan a Jehová su Dios. ¿Acaso no
sabes todavía que Egipto está ya destruido?
10:8 Y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados ante Faraón,
el cual les dijo: Andad, servid a Jehová vuestro Dios. ¿Quiénes
son los que han de ir?
10:9 Moisés respondió: Hemos de ir con nuestros niños
y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras
ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta solemne
para Jehová.
10:10 Y él les dijo: ¡Así sea Jehová con
vosotros! ¿Cómo os voy a dejar ir a vosotros y a vuestros
niños? ¡Mirad cómo el mal está delante de vuestro
rostro!
10:11 No será así; id ahora vosotros los varones, y servid
a Jehová, pues esto es lo que vosotros pedisteis. Y los echaron
de la presencia de Faraón.
10:12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano
sobre la tierra de Egipto para traer la langosta, a fin de que suba sobre
el país de Egipto, y consuma todo lo que el granizo dejó.
10:13 Y extendió Moisés su vara sobre la tierra de Egipto,
y Jehová trajo un viento oriental sobre el país todo aquel
día y toda aquella noche; y al venir la mañana el viento
oriental trajo la langosta.
10:14 Y subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto, y
se asentó en todo el país de Egipto en tan gran cantidad
como no la hubo antes ni la habrá después;
10:15 y cubrió la faz de todo el país, y oscureció
la tierra;
y consumió toda la hierba de la tierra, y todo el fruto de los árboles
que había dejado el granizo; no quedó cosa verde en árboles
ni en hierba del campo, en toda la tierra de Egipto.
10:16 Entonces Faraón se apresuró a llamar a Moisés
y a Aarón, y dijo: He pecado contra Jehová vuestro Dios,
y contra vosotros.
10:17 Mas os ruego ahora que perdonéis mi pecado solamente esta
vez, y que oréis a Jehová vuestro Dios que quite de mí
al menos esta plaga mortal.
10:18 Y salió Moisés de delante de Faraón, y oró
a Jehová.
10:19 Entonces Jehová trajo un fortísimo viento occidental,
y quitó la langosta y la arrojó en el Mar Rojo; ni una langosta
quedó en todo el país de Egipto.
10:20 Pero Jehová endureció el corazón de Faraón,
y éste no dejó ir a los hijos de Israel.
La plaga de tinieblas
10:21 Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el
cielo, para que haya tinieblas
sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe.
10:22 Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo
densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días.
10:23 Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de
su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían
luz en sus habitaciones.
10:24 Entonces Faraón hizo llamar a Moisés, y dijo: Id,
servid a Jehová; solamente queden vuestras ovejas y vuestras vacas;
vayan también vuestros niños con vosotros.
10:25 Y Moisés respondió: Tú también nos
darás sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para Jehová
nuestro Dios.
10:26 Nuestros ganados irán también con nosotros; no
quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para
servir a Jehová nuestro Dios, y no sabemos con qué hemos
de servir a Jehová hasta que lleguemos allá.
10:27 Pero Jehová endureció el corazón de Faraón,
y no quiso dejarlos ir.
10:28 Y le dijo Faraón: Retírate de mí; guárdate
que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres
mi rostro, morirás.
10:29 Y Moisés respondió: Bien has dicho; no veré
más tu rostro.
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