|
Capítulo 1
Preparativos para la conquista
1:1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo
de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de
Nun, servidor de Moisés, diciendo:
1:2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate
y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que
yo les doy a los hijos de Israel.
1:3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés,
todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
1:4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates,
toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será
vuestro territorio.
1:5 Nadie te podrá hacer frente
en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré
contigo; no te dejaré, ni te desampararé.  
1:6 Esfuérzate y sé valiente;
porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra
de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
1:7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar
de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó;
no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado
en todas las cosas que emprendas.
1:8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino
que de día y de noche meditarás en él, para que guardes
y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
1:9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni
desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera
que vayas.
1:10 Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo:
1:11 Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo:
Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el
Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro
Dios os da en posesión.
1:12 También habló Josué a los rubenitas y gaditas
y a la media tribu de Manasés, diciendo:
1:13 Acordaos de la palabra que Moisés, siervo de Jehová,
os mandó diciendo: Jehová vuestro Dios os ha dado reposo,
y os ha dado esta tierra.
1:14 Vuestras mujeres, vuestros niños y vuestros ganados quedarán
en la tierra que Moisés os ha dado a este lado del Jordán;
mas vosotros, todos los valientes y fuertes, pasaréis armados delante
de vuestros hermanos, y les ayudaréis,
1:15 hasta tanto que Jehová haya dado reposo a vuestros hermanos
como a vosotros, y que ellos también posean la tierra que Jehová
vuestro Dios les da; y después volveréis vosotros a la tierra
de vuestra herencia, la cual Moisés siervo de Jehová os ha
dado, a este lado del Jordán hacia donde nace el sol; y entraréis
en posesión de ella. 
1:16 Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos
todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes.
1:17 De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas,
así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté
contigo, como estuvo con Moisés.
1:18 Cualquiera que fuere rebelde a tu mandamiento, y no obedeciere
a tus palabras en todas las cosas que le mandes, que muera; solamente que
te esfuerces y seas valiente.
Capítulo 2
Josué envía espías a Jericó
2:1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías
secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó.
Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab,
y posaron allí.
2:2 Y fue dado aviso al rey de Jericó, diciendo: He aquí
que hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para
espiar la tierra.
2:3 Entonces el rey de Jericó envió a decir a Rahab:
Saca a los hombres que han venido a ti, y han entrado a tu casa; porque
han venido para espiar toda la tierra.
2:4 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había
escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero
no supe de dónde eran.
2:5 Y cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres
se salieron, y no sé a dónde han ido; seguidlos aprisa, y
los alcanzaréis.
2:6 Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había
escondido entre los manojos de lino que tenía puestos en el terrado.
2:7 Y los hombres fueron tras ellos por el camino del Jordán,
hasta los vados; y la puerta fue cerrada después que salieron los
perseguidores.
2:8 Antes que ellos se durmiesen, ella subió al terrado, y les
dijo:
2:9 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor
de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país
ya han desmayado por causa de vosotros.
2:10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas
del Mar Rojo
delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis
hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán,
a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.
2:11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado
más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová
vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.
2:12 Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová,
que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis
vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal
segura;
2:13 y que salvaréis la vida a mi padre y a mi madre, a mis
hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo; y que libraréis nuestras
vidas de la muerte.
2:14 Ellos le respondieron: Nuestra vida responderá por la vuestra,
si no denunciareis este asunto nuestro; y cuando Jehová nos haya
dado la tierra, nosotros haremos contigo misericordia y verdad.
2:15 Entonces ella los hizo descender con una cuerda por la ventana;
porque su casa estaba en el muro de la ciudad, y ella vivía en el
muro.
2:16 Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros
no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta
que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por
vuestro camino.
2:17 Y ellos le dijeron: Nosotros quedaremos libres de este juramento
con que nos has juramentado.
2:18 He aquí, cuando nosotros entremos en la tierra, tú
atarás este cordón de grana a la ventana por la cual nos
descolgaste; y reunirás en tu casa a tu padre y a tu madre, a tus
hermanos y a toda la familia de tu padre.
2:19 Cualquiera que saliere fuera de las puertas de tu casa, su sangre
será sobre su cabeza, y nosotros sin culpa. Mas cualquiera que se
estuviere en casa contigo, su sangre será sobre nuestra cabeza,
si mano le tocare.
2:20 Y si tú denunciares este nuestro asunto, nosotros quedaremos
libres de este tu juramento con que nos has juramentado.
2:21 Ella respondió: Sea así como habéis dicho.
Luego los despidió, y se fueron; y ella ató el cordón
de grana a la ventana.
2:22 Y caminando ellos, llegaron al monte y estuvieron allí
tres días, hasta que volvieron los que los perseguían; y
los que los persiguieron buscaron por todo el camino, pero no los hallaron.
2:23 Entonces volvieron los dos hombres; descendieron del monte, y
pasaron, y vinieron a Josué hijo de Nun, y le contaron todas las
cosas que les habían acontecido.
2:24 Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra
en nuestras manos; y también todos los moradores del país
desmayan delante de nosotros.
Capítulo 3
El paso del Jordán
3:1 Josué se levantó de mañana, y él y todos
los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el Jordán,
y reposaron allí antes de pasarlo.
3:2 Y después de tres días, los oficiales recorrieron
el campamento,
3:3 y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del
pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan,
vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de
ella,
3:4 a fin de que sepáis el camino por donde habéis de
ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este
camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos;
no os acercaréis a ella.
3:5 Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová
hará mañana maravillas entre vosotros.
3:6 Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el
arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del
pacto y fueron delante del pueblo.
3:7 Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día
comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para
que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré
contigo.
3:8 Tú, pues, mandarás a los sacerdotes que llevan el
arca del pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado hasta el borde del
agua del Jordán, pararéis en el Jordán.
3:9 Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad
las palabras de Jehová vuestro Dios.
3:10 Y añadió Josué: En esto conoceréis
que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él
echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al
ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo.
3:11 He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la
tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán.
3:12 Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de
cada tribu.
3:13 Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan
el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en
las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán;
porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.
3:14 Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas
para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando
el arca del pacto,
3:15 cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán,
y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla
del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas
todo el tiempo de la siega),
3:16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un
montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado
de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá,
al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó
en dirección de Jericó.
3:17 Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová,
estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el
pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó
en seco.
Capítulo 4
Las doce piedras tomadas del Jordán
4:1 Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová
habló a Josué, diciendo:
4:2 Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu,
4:3 y mandadles, diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán,
del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras,
las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde
habéis de pasar la noche.
4:4 Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales
él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada
tribu.
4:5 Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová
vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome
una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de
los hijos de Israel,
4:6 para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros
hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué
significan estas piedras?
4:7 les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron
divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó
el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras
servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.
4:8 Y los hijos de Israel lo hicieron así como Josué
les mandó: tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como
Jehová lo había dicho a Josué, conforme al número
de las tribus de los hijos de Israel, y las pasaron al lugar donde acamparon,
y las levantaron allí.
4:9 Josué también levantó doce piedras en medio
del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes
que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.
4:10 Y los sacerdotes que llevaban el arca se pararon en medio del
Jordán hasta que se hizo todo lo que Jehová había
mandado a Josué que dijese al pueblo, conforme a todas las cosas
que Moisés había mandado a Josué; y el pueblo se dio
prisa y pasó.
4:11 Y cuando todo el pueblo acabó de pasar, también
pasó el arca de Jehová, y los sacerdotes, en presencia del
pueblo.
4:12 También los hijos de Rubén y los hijos de Gad y
la media tribu de Manasés pasaron armados delante de los hijos de
Israel, según Moisés les había dicho;
4:13 como cuarenta mil hombres armados, listos para la guerra, pasaron
hacia la llanura de Jericó delante de Jehová.
4:14 En aquel día Jehová engrandeció a Josué
a los ojos de todo Israel; y le temieron, como habían temido a Moisés,
todos los días de su vida.
4:15 Luego Jehová habló a Josué, diciendo:
4:16 Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio, que
suban del Jordán.
4:17 Y Josué mandó a los sacerdotes, diciendo: Subid
del Jordán.
4:18 Y aconteció que cuando los sacerdotes que llevaban el arca
del pacto de Jehová subieron de en medio del Jordán, y las
plantas de los pies de los sacerdotes estuvieron en lugar seco, las aguas
del Jordán se volvieron a su lugar, corriendo como antes sobre todos
sus bordes.
4:19 Y el pueblo subió del Jordán el día diez
del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó.
4:20 Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían
traído del Jordán.
4:21 Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana
preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué
significan estas piedras?
4:22 declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó
en seco por este Jordán.
4:23 Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán
delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová
vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó
delante de nosotros hasta que pasamos;
4:24 para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de
Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro
Dios todos los días.
Capítulo 5
La circuncisión y la pascua en Gilgal
5:1 Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del
Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban
cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las
aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron
pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento
en ellos delante de los hijos de Israel.
5:2 En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos
afilados, y vuelve a circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel.
5:3 Y Josué se hizo cuchillos afilados, y circuncidó
a los hijos de Israel en el collado de Aralot.
5:4 Esta es la causa por la cual Josué los circuncidó:
Todo el pueblo que había salido de Egipto, los varones, todos los
hombres de guerra, habían muerto en el desierto, por el camino,
después que salieron de Egipto.
5:5 Pues todos los del pueblo que habían salido, estaban circuncidados;
mas todo el pueblo que había nacido en el desierto, por el camino,
después que hubieron salido de Egipto, no estaba circuncidado.
5:6 Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta
años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido
de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Jehová;
por lo cual Jehová les juró que no les dejaría ver
la tierra de la cual Jehová había jurado a sus padres que
nos la daría, tierra que fluye leche y miel.
5:7 A los hijos de ellos, que él había hecho suceder
en su lugar, Josué los circuncidó; pues eran incircuncisos,
porque no habían sido circuncidados por el camino.
5:8 Y cuando acabaron de circuncidar a toda la gente, se quedaron en
el mismo lugar en el campamento, hasta que sanaron.
5:9 Y Jehová dijo a Josué: Hoy he quitado de vosotros
el oprobio de Egipto; por lo cual el nombre de aquel lugar fue llamado
Gilgal, hasta hoy.
5:10 Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua
a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó.
5:11 Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra,
los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas.
5:12 Y el maná cesó
el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra;
y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron
de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.
Josué y el varón con la espada desenvainada
5:13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos
y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía
una
espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él,
le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
5:14 El respondió: No; mas como Príncipe del ejército
de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose
sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué
dice mi Señor a su siervo?
5:15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió
a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás
es santo. Y Josué así lo hizo.
Capítulo 6
La toma de Jericó
6:1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos
de Israel; nadie entraba ni salía.
6:2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en
tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
6:3 Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra,
yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis
días.
6:4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de
carnero delante del arca; y al séptimo día daréis
siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
6:5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así
que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará
a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá
el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.
6:6 Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les
dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno
de carnero delante del arca de Jehová.
6:7 Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están
armados pasarán delante del arca de Jehová.
6:8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete
sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante
del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de
Jehová los seguía.
6:9 Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban
las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban
continuamente.
6:10 Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis,
ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca,
hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis.
6:11 Así que él hizo que el arca de Jehová diera
una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí
pasaron la noche.
6:12 Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes
tomaron el arca de Jehová.
6:13 Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de
carnero, fueron delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando
las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia
iba tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente.
6:14 Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día,
y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron durante seis días.
6:15 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba,
y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este
día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.
6:16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima
vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado
la ciudad.
6:17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las
cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá,
con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió
a los mensajeros que enviamos.
6:18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis
alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento
de Israel, y lo turbéis.
6:19 Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro,
sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.
6:20 Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las
bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido
de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó.
El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante,
y la tomaron.
6:21 Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había;
hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas,
y los asnos.
6:22 Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido
la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y haced salir de allí
a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.
6:23 Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a
su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron
a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel.
6:24 Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había;
solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y
el oro, y los utensilios de bronce y de hierro.
6:25 Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la
casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella
entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros
que Josué había enviado a reconocer a Jericó.
6:26 En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito
delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta
ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos
de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas.
6:27 Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó
por toda la tierra.
Capítulo 7
El pecado de Acán
7:1 Pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto
al anatema; porque Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera,
de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira de Jehová
se encendió contra los hijos de Israel.
7:2 Después Josué envió hombres desde Jericó
a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y
les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron
y reconocieron a Hai.
7:3 Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo,
sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no
fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos.
7:4 Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales
huyeron delante de los de Hai.
7:5 Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y
los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada;
por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser
como agua.
7:6 Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró
en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer
la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus
cabezas.
7:7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por
qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos
en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá
nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!
7:8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que
Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos?
7:9 Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán,
y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra;
y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre?
7:10 Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por
qué te postras así sobre tu rostro?
7:11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé;
y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido,
y aun lo han guardado entre sus enseres.
7:12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus
enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda,
por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros,
si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.
7:13 Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para
mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así:
Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás hacer frente a tus
enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio de vosotros.
7:14 Os acercaréis, pues, mañana por vuestras tribus;
y la tribu que Jehová tomare, se acercará por sus familias;
y la familia que Jehová tomare, se acercará por sus casas;
y la casa que Jehová tomare, se acercará por los varones;
7:15 y el que fuere sorprendido en el anatema, será quemado,
él y todo lo que tiene, por cuanto ha quebrantado el pacto de Jehová,
y ha cometido maldad en Israel.
7:16 Josué, pues, levantándose de mañana, hizo
acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá.
7:17 Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia
de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los de Zera por
los varones, fue tomado Zabdi.
7:18 Hizo acercar su casa por los varones, y fue tomado Acán
hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá.
7:19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da
gloria a Jehová el Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame
ahora lo que has hecho; no me lo encubras.
7:20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente
yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así
he hecho.
7:21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno,
y doscientos siclos de plata,
y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié
y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en
medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.
7:22 Josué entonces envió mensajeros, los cuales fueron
corriendo a la tienda; y he aquí estaba escondido en su tienda,
y el dinero debajo de ello.
7:23 Y tomándolo de en medio de la tienda, lo trajeron a Josué
y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová.
7:24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a
Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos,
sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía,
y lo llevaron todo al valle de Acor.
7:25 Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado?
Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas
los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos.
7:26 Y levantaron sobre él un gran montón de piedras,
que permanece hasta hoy. Y Jehová se volvió del ardor de
su ira. Y por esto aquel lugar se llama el Valle de Acor, hasta hoy.
Capítulo 8
Toma y destrucción de Hai
8:1 Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes; toma contigo
toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado
en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra.
8:2 Y harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y
a su rey; sólo que sus despojos y sus bestias tomaréis para
vosotros. Pondrás, pues, emboscadas a la ciudad detrás de
ella.
8:3 Entonces se levantaron Josué y toda la gente de guerra,
para subir contra Hai; y escogió Josué treinta mil hombres
fuertes, los cuales envió de noche.
8:4 Y les mandó, diciendo: Atended, pondréis emboscada
a la ciudad detrás de ella; no os alejaréis mucho de la ciudad,
y estaréis todos dispuestos.
8:5 Y yo y todo el pueblo que está conmigo nos acercaremos a
la ciudad; y cuando salgan ellos contra nosotros, como hicieron antes,
huiremos delante de ellos.
8:6 Y ellos saldrán tras nosotros, hasta que los alejemos de
la ciudad; porque dirán: Huyen de nosotros como la primera vez.
Huiremos, pues, delante de ellos.
8:7 Entonces vosotros os levantaréis de la emboscada y tomaréis
la ciudad; pues Jehová vuestro Dios la entregará en vuestras
manos.
8:8 Y cuando la hayáis tomado, le prenderéis fuego. Haréis
conforme a la palabra de Jehová; mirad que os lo he mandado.
8:9 Entonces Josué los envió; y ellos se fueron a la
emboscada, y se pusieron entre Bet-el y Hai, al occidente de Hai; y Josué
se quedó aquella noche en medio del pueblo.
8:10 Levantándose Josué muy de mañana, pasó
revista al pueblo, y subió él, con los ancianos de Israel,
delante del pueblo contra Hai.
8:11 Y toda la gente de guerra que con él estaba, subió
y se acercó, y llegaron delante de la ciudad, y acamparon al norte
de Hai; y el valle estaba entre él y Hai.
8:12 Y tomó como cinco mil hombres, y los puso en emboscada
entre Bet-el y Hai, al occidente de la ciudad.
8:13 Así dispusieron al pueblo: todo el campamento al norte
de la ciudad, y su emboscada al occidente de la ciudad, y Josué
avanzó aquella noche hasta la mitad del valle.
8:14 Y aconteció que viéndolo el rey de Hai, él
y su pueblo se apresuraron y madrugaron; y al tiempo señalado, los
hombres de la ciudad salieron al encuentro de Israel para combatir, frente
al Arabá, no sabiendo que estaba puesta emboscada a espaldas de
la ciudad.
8:15 Entonces Josué y todo Israel se fingieron vencidos y huyeron
delante de ellos por el camino del desierto.
8:16 Y todo el pueblo que estaba en Hai se juntó para seguirles;
y siguieron a Josué, siendo así alejados de la ciudad.
8:17 Y no quedó hombre en Hai ni en Bet-el, que no saliera tras
de Israel; y por seguir a Israel dejaron la ciudad abierta.
8:18 Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza
que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano.
Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que en su mano
tenía.
8:19 Y levantándose prontamente de su lugar los que estaban
en la emboscada, corrieron luego que él alzó su mano, y vinieron
a la ciudad, y la tomaron, y se apresuraron a prenderle fuego.
8:20 Y los hombres de Hai volvieron el rostro, y al mirar, he aquí
que el humo de la ciudad subía al cielo, y no pudieron huir ni a
una parte ni a otra, porque el pueblo que iba huyendo hacia el desierto
se volvió contra los que les seguían.
8:21 Josué y todo Israel, viendo que los de la emboscada habían
tomado la ciudad, y que el humo de la ciudad subía, se volvieron
y atacaron a los de Hai.
8:22 Y los otros salieron de la ciudad a su encuentro, y así
fueron encerrados en medio de Israel, los unos por un lado, y los otros
por el otro. Y los hirieron hasta que no quedó ninguno de ellos
que escapase.
8:23 Pero tomaron vivo al rey de Hai, y lo trajeron a Josué.
8:24 Y cuando los israelitas acabaron de matar a todos los moradores
de Hai en el campo y en el desierto a donde los habían perseguido,
y todos habían caído a filo de espada hasta ser consumidos,
todos los israelitas volvieron a Hai, y también la hirieron a filo
de espada.
8:25 Y el número de los que cayeron aquel día, hombres
y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai.
8:26 Porque Josué no retiró su mano que había
extendido con la lanza, hasta que hubo destruido por completo a todos los
moradores de Hai.
8:27 Pero los israelitas tomaron para sí las bestias y los despojos
de la ciudad, conforme a la palabra de Jehová que le había
mandado a Josué.
8:28 Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón
de escombros, asolada para siempre hasta hoy.
8:29 Y al rey de Hai lo colgó de un madero hasta caer la noche;
y cuando el sol se puso, mandó Josué que quitasen del madero
su cuerpo, y lo echasen a la puerta de la ciudad; y levantaron sobre él
un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy.
Lectura de la ley en el Monte Ebal
8:30 Entonces Josué edificó un altar a Jehová Dios
de Israel en el monte Ebal,
8:31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado
a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de
Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó
hierro;
y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron
ofrendas de paz.
8:32 También escribió allí sobre las piedras una
copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los
hijos de Israel.
8:33 Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de
pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas
que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros
como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y
la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo
de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente
al pueblo de Israel.
8:34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley,
las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito
en el libro de la ley.
8:35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés,
que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación
de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros
que moraban entre ellos.
Capítulo 9
Astucia de los gabaonitas
9:1 Cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del
Jordán, así en las montañas como en los llanos, y
en toda la costa del Mar Grande delante del Líbano, los heteos,
amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos,
9:2 se concertaron para pelear contra Josué e Israel.
9:3 Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué
había hecho a Jericó y a Hai,
9:4 usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron
sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados,
9:5 y zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre
sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso.
9:6 Y vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron
a él y a los de Israel: Nosotros venimos de tierra muy lejana; haced,
pues, ahora alianza con nosotros.
9:7 Y los de Israel respondieron a los heveos: Quizás habitáis
en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza
con vosotros?  
9:8 Ellos respondieron a Josué: Nosotros somos tus siervos.
Y Josué les dijo: ¿Quiénes sois vosotros, y de dónde
venís?
9:9 Y ellos respondieron: Tus siervos han venido de tierra muy lejana,
por causa del nombre de Jehová tu Dios; porque hemos oído
su fama, y todo lo que hizo en Egipto,
9:10 y todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban
al otro lado del Jordán: a Sehón rey de Hesbón, y
a Og rey de Basán, que estaba en Astarot.
9:11 Por lo cual nuestros ancianos y todos los moradores de nuestra
tierra nos dijeron: Tomad en vuestras manos provisión para el camino,
e id al encuentro de ellos, y decidles: Nosotros somos vuestros siervos;
haced ahora alianza con nosotros.
9:12 Este nuestro pan lo tomamos caliente de nuestras casas para el
camino el día que salimos para venir a vosotros; y helo aquí
ahora ya seco y mohoso.
9:13 Estos cueros de vino también los llenamos nuevos; helos
aquí ya rotos; también estos nuestros vestidos y nuestros
zapatos están ya viejos a causa de lo muy largo del camino.
9:14 Y los hombres de Israel tomaron de la provisiones de ellos, y
no consultaron a Jehová.
9:15 Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos
alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los
príncipes de la congregación.
9:16 Pasados tres días después que hicieron alianza con
ellos, oyeron que eran sus vecinos, y que habitaban en medio de ellos.
9:17 Y salieron los hijos de Israel, y al tercer día llegaron
a las ciudades de ellos; y sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot
y Quiriat-jearim.
9:18 Y no los mataron los hijos de Israel, por cuanto los príncipes
de la congregación les habían jurado por Jehová el
Dios de Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los príncipes.
9:19 Mas todos los príncipes respondieron a toda la congregación:
Nosotros les hemos jurado por Jehová Dios de Israel; por tanto,
ahora no les podemos tocar.
9:20 Esto haremos con ellos: les dejaremos vivir, para que no venga
ira sobre nosotros por causa del juramento que les hemos hecho.
9:21 Dijeron, pues, de ellos los príncipes: Dejadlos vivir;
y fueron constituidos leñadores y aguadores para toda la congregación,
concediéndoles la vida, según les habían prometido
los príncipes.
9:22 Y llamándolos Josué, les habló diciendo:
¿Por qué nos habéis engañado, diciendo: Habitamos
muy lejos de vosotros, siendo así que moráis en medio de
nosotros?
9:23 Ahora, pues, malditos sois, y no dejará de haber de entre
vosotros siervos, y quien corte la leña y saque el agua para la
casa de mi Dios.
9:24 Y ellos respondieron a Josué y dijeron: Como fue dado a
entender a tus siervos que Jehová tu Dios había mandado a
Moisés su siervo que os había de dar toda la tierra, y que
había de destruir a todos los moradores de la tierra delante de
vosotros, por esto temimos en gran manera por nuestras vidas a causa de
vosotros, e hicimos esto.
9:25 Ahora, pues, henos aquí en tu mano; lo que te pareciere
bueno y recto hacer de nosotros, hazlo.
9:26 Y él lo hizo así con ellos; pues los libró
de la mano de los hijos de Israel, y no los mataron.
9:27 Y Josué los destinó aquel día a ser leñadores
y aguadores para la congregación, y para el altar de Jehová
en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy.
Capítulo 10
Derrota de los amorreos
10:1 Cuando Adonisedec rey de Jerusalén oyó que Josué
había tomado a Hai, y que la había asolado (como había
hecho a Jericó y a su rey, así hizo a Hai y a su rey), y
que los moradores de Gabaón habían hecho paz con los israelitas,
y que estaban entre ellos,
10:2 tuvo gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como
una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes.
10:3 Por lo cual Adonisedec rey de Jerusalén envió a
Hoham rey de Hebrón, a Piream rey de Jarmut, a Jafía rey
de Laquis y a Debir rey de Eglón, diciendo:
10:4 Subid a mí y ayudadme, y combatamos a Gabaón; porque
ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel.
10:5 Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, el
rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón,
se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon
cerca de Gabaón, y pelearon contra ella.
10:6 Entonces los moradores de Gabaón enviaron a decir a Josué
al campamento en Gilgal: No niegues ayuda a tus siervos; sube prontamente
a nosotros para defendernos y ayudarnos; porque todos los reyes de los
amorreos que habitan en las montañas se han unido contra nosotros.
10:7 Y subió Josué de Gilgal, él y todo el pueblo
de guerra con él, y todos los hombres valientes.
10:8 Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos;
porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá
delante de ti.
10:9 Y Josué vino a ellos de repente, habiendo subido toda la
noche desde Gilgal.
10:10 Y Jehová los llenó de consternación delante
de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los
siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió
hasta Azeca y Maceda.
10:11 Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón,
Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos
hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras
del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada.
10:12 Entonces Josué habló a Jehová el día
en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de
Israel, y dijo en presencia de los israelitas:
Sol, detente en Gabaón;
Y tú, luna, en el valle de Ajalón.
10:13 Y el sol se detuvo y la luna se paró,
Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos.
¿No está escrito esto en el libro de Jaser?
Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse
casi un día entero.
10:14 Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de
él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque
Jehová peleaba por Israel.
10:15 Y Josué, y todo Israel con él, volvió al
campamento en Gilgal.
10:16 Y los cinco reyes huyeron, y se escondieron en una cueva en Maceda.
10:17 Y fue dado aviso a Josué que los cinco reyes habían
sido hallados escondidos en una cueva en Maceda.
10:18 Entonces Josué dijo: Rodad grandes piedras a la entrada
de la cueva, y poned hombres junto a ella para que los guarden;
10:19 y vosotros no os detengáis, sino seguid a vuestros enemigos,
y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque
Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano.
10:20 Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel
acabaron de herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron
de ellos se metieron en las ciudades fortificadas.
10:21 Todo el pueblo volvió sano y salvo a Josué, al
campamento en Maceda; no hubo quien moviese su lengua contra ninguno de
los hijos de Israel.
10:22 Entonces dijo Josué: Abrid la entrada de la cueva, y sacad
de ella a esos cinco reyes.
10:23 Y lo hicieron así, y sacaron de la cueva a aquellos cinco
reyes: al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut,
al rey de Laquis y al rey de Eglón.
10:24 Y cuando los hubieron llevado a Josué, llamó Josué
a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de
guerra que habían venido con él: Acercaos, y poned vuestros
pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron
sus pies sobre los cuellos de ellos.
10:25 Y Josué les dijo: No temáis, ni os atemoricéis;
sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a
todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis.
10:26 Y después de esto Josué los hirió y los
mató, y los hizo colgar en cinco maderos; y quedaron colgados en
los maderos hasta caer la noche.
10:27 Y cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que
los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se habían
escondido; y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales
permanecen hasta hoy.
10:28 En aquel mismo día tomó Josué a Maceda,
y la hirió a filo de espada, y mató a su rey; por completo
los destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar
nada; e hizo al rey de Maceda como había hecho al rey de Jericó.
10:29 Y de Maceda pasó Josué, y todo Israel con él,
a Libna; y peleó contra Libna;
10:30 y Jehová la entregó también a ella y a su
rey en manos de Israel; y la hirió a filo de espada, con todo lo
que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo a su rey de la manera
como había hecho al rey de Jericó.
10:31 Y Josué, y todo Israel con él, pasó de Libna
a Laquis, y acampó cerca de ella, y la combatió;
10:32 y Jehová entregó a Laquis en mano de Israel, y
la tomó al día siguiente, y la hirió a filo de espada,
con todo lo que en ella tenía vida, así como había
hecho en Libna.
10:33 Entonces Horam rey de Gezer subió en ayuda de Laquis;
mas a él y a su pueblo destruyó Josué, hasta no dejar
a ninguno de ellos.
10:34 De Laquis pasó Josué, y todo Israel con él,
a Eglón; y acamparon cerca de ella, y la combatieron;
10:35 y la tomaron el mismo día, y la hirieron a filo de espada;
y aquel día mató a todo lo que en ella tenía vida,
como había hecho en Laquis.
10:36 Subió luego Josué, y todo Israel con él,
de Eglón a Hebrón, y la combatieron.
10:37 Y tomándola, la hirieron a filo de espada, a su rey y
a todas sus ciudades, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar
nada; como había hecho a Eglón, así la destruyeron
con todo lo que en ella tenía vida.
10:38 Después volvió Josué, y todo Israel con
él, sobre Debir, y combatió contra ella;
10:39 y la tomó, y a su rey, y a todas sus ciudades; y las hirieron
a filo de espada, y destruyeron todo lo que allí dentro tenía
vida, sin dejar nada; como había hecho a Hebrón, y como había
hecho a Libna y a su rey, así hizo a Debir y a su rey.
10:40 Hirió, pues, Josué toda la región de las
montañas, del Neguev, de los llanos y de las laderas, y a todos
sus reyes, sin dejar nada; todo lo que tenía vida lo mató,
como Jehová Dios de Israel se lo había mandado.
10:41 Y los hirió Josué desde Cades-barnea hasta Gaza,
y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón.
10:42 Todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué
de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel.
10:43 Y volvió Josué, y todo Israel con él, al
campamento en Gilgal.
Capítulo 11
Derrota de la alianza de Jabín
11:1 Cuando oyó esto Jabín rey de Hazor, envió mensaje
a Jobab rey de Madón, al rey de Simrón, al rey de Acsaf,
11:2 y a los reyes que estaban en la región del norte en las
montañas, y en el Arabá al sur de Cineret, en los llanos,
y en las regiones de Dor al occidente;
11:3 y al cananeo que estaba al oriente y al occidente, al amorreo,
al heteo, al ferezeo, al jebuseo en las montañas, y al heveo al
pie de Hermón en tierra de Mizpa.
11:4 Estos salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha
gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con
muchísimos caballos y carros de guerra.
11:5 Todos estos reyes se unieron, y vinieron y acamparon unidos junto
a las aguas de Merom, para pelear contra Israel.
11:6 Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos,
porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos
delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás
a fuego.
11:7 Y Josué, y toda la gente de guerra con él, vino
de repente contra ellos junto a las aguas de Merom.
11:8 Y los entregó Jehová en manos de Israel, y los hirieron
y los siguieron hasta Sidón la grande y hasta Misrefotmaim, y hasta
el llano de Mizpa al oriente, hiriéndolos hasta que no les dejaron
ninguno.
11:9 Y Josué hizo con ellos como Jehová le había
mandado: desjarretó sus caballos, y sus carros quemó a fuego.
11:10 Y volviendo Josué, tomó en el mismo tiempo a Hazor,
y mató a espada a su rey; pues Hazor había sido antes cabeza
de todos estos reinos.
11:11 Y mataron a espada todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo
por completo, sin quedar nada que respirase; y a Hazor pusieron fuego.
11:12 Asimismo tomó Josué todas las ciudades de aquellos
reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada,
y los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había
mandado.
11:13 Pero a todas las ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó
Israel; únicamente a Hazor quemó Josué.
11:14 Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín
y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a
filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida.
11:15 De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés
su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así
Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había
mandado a Moisés.
Josué se apodera de toda la tierra
11:16 Tomó, pues, Josué toda aquella tierra, las montañas,
todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los llanos, el Arabá,
las montañas de Israel y sus valles.
11:17 Desde el monte Halac, que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en
la llanura del Líbano, a la falda del monte Hermón; tomó
asimismo a todos sus reyes, y los hirió y mató.
11:18 Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes.
11:19 No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo
los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra.
11:20 Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón
de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y
que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como
Jehová lo había mandado a Moisés.
11:21 También en aquel tiempo vino Josué y destruyó
a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos
los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué
los destruyó a ellos y a sus ciudades.
11:22 Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos
de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod.
11:23 Tomó, pues, Josué toda la tierra, conforme a todo
lo que Jehová había dicho a Moisés; y la entregó
Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución
según
sus tribus; y la tierra descansó de la guerra.
Capítulo 12
Reyes derrotados por Moisés
12:1 Estos son los reyes de la tierra que los hijos de Israel derrotaron
y cuya tierra poseyeron al otro lado del Jordán hacia donde nace
el sol, desde el arroyo de Arnón hasta el monte Hermón, y
todo el Arabá al oriente:
12:2 Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón,
y señoreaba desde Aroer, que está a la ribera del arroyo
de Arnón, y desde en medio del valle, y la mitad de Galaad, hasta
el arroyo de Jaboc, término de los hijos de Amón;
12:3 y el Arabá hasta el mar de Cineret, al oriente; y hasta
el mar del Arabá, el Mar Salado, al oriente, por el camino de Bet-
jesimot, y desde el sur al pie de las laderas del Pisga.
12:4 Y el territorio de Og rey de Basán, que había quedado
de los refaítas, el cual habitaba en Astarot y en Edrei,
12:5 y dominaba en el monte Hermón, en Salca, en todo Basán
hasta los límites de Gesur y de Maaca, y la mitad de Galaad, territorio
de Sehón rey de Hesbón.
12:6 A éstos derrotaron Moisés siervo de Jehová
y los hijos de Israel; y Moisés siervo de Jehová dio aquella
tierra en posesión a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu
de Manasés. 
Reyes derrotados por Josué
12:7 Y estos son los reyes de la tierra que derrotaron Josué
y los hijos de Israel, a este lado del Jordán hacia el occidente,
desde Baal-gad en el llano del Líbano hasta el monte de Halac que
sube hacia Seir; y Josué dio la tierra en posesión a las
tribus de Israel, conforme a su distribución;
12:8 en las montañas, en los valles, en el Arabá, en
las laderas, en el desierto y en el Neguev; el heteo, el amorreo, el cananeo,
el ferezeo, el heveo y el jebuseo.
12:9 El rey de Jericó, uno; el rey de Hai, que está al
lado de Bet-el, otro;
12:10 el rey de Jerusalén, otro; el rey de Hebrón, otro;
12:11 el rey de Jarmut, otro; el rey de Laquis, otro;
12:12 el rey de Eglón, otro; el rey de Gezer, otro;
12:13 el rey de Debir, otro; el rey de Geder, otro;
12:14 el rey de Horma, otro; el rey de Arad, otro;
12:15 el rey de Libna, otro; el rey de Adulam, otro;
12:16 el rey de Maceda, otro; el rey de Bet-el, otro;
12:17 el rey de Tapúa, otro; el rey de Hefer, otro;
12:18 el rey de Afec, otro; el rey de Sarón, otro;
12:19 el rey de Madón, otro; el rey de Hazor, otro;
12:20 el rey de Simron-merón, otro; el rey de Acsaf, otro;
12:21 el rey de Taanac, otro; el rey de Meguido, otro;
12:22 el rey de Cedes, otro; el rey de Jocneam del Carmelo, otro;
12:23 el rey de Dor, de la provincia de Dor, otro; el rey de Goim en
Gilgal, otro;
12:24 el rey de Tirsa, otro; treinta y un reyes por todos.
|
|
|
|